Unos 100 mil animales deambulan por las calles porteñas, muchas veces hambrientos y enfermos. No hay lugares públicos para albergarlos ni campañas de castración que eviten la reproducción indiscriminada.
Deambulan por ahí, esté soleado o lluvioso. Se echan en parques y plazas, y si hace frío puede que busquen refugio en una estación de subte o una galería. Hay vecinos que se apiadan de ellos y les acercan agua y comida, algunos los apartan con fastidio y otros, simplemente, los aceptan como integrantes rutinarios del paisaje porteño. De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, en Buenos Aires hay entre 700 mil y un millón de perros y gatos, y se calcula que de éstos, unos 100 mil vagabundean sin dueño por las calles.
¿De dónde salen? ¿Por qué esta población aumenta año tras año? Según las estadísticas, alrededor del 90 por ciento de los animales callejeros fue abandonado. "El promedio de edad de abandono es a los dos años, cuando la mascota ya no es ese adorable cachorrito que llegó a casa, y tampoco es tan viejo como para inspirar pena. Son abandonados en una edad reproductiva y terminan teniendo cría en la vía pública", explica Mauro Aguilera, educador canino, ex coordinador de voluntarios del Instituto Pasteur y director del establecimiento Ayudacan.
"El problema de los perros de la calle es en primer lugar el abandono y luego la falta de castración", coincide Javier Puelles, de la Sociedad Protectora Sarmiento. "Los cachorritos, por ser amigables con la gente, y despertar ternura, son los que antes hallan hogar, pero la madre sigue en la calle".
El abandono de mascotas se intensifica entre diciembre y febrero. "Antes de salir de vacaciones, el animal se vuelve un problema, entonces hay quienes lo largan a la calle, en la ruta o en el mismo destino turístico", asegura Aguilera.
Cuestiones de salud
Hasta fines de los 70, eran frecuentes los casos de rabia en la Ciudad y, por esto, perros y gatos callejeros eran vistos como potenciales vectores de la enfermedad. La perrera municipal los capturaba y, pasado un período, si no morían ni eran adoptados, se los sacrificaba. La perrera porteña dejó de circular en 1979; La Plata imitó esa decisión en 1982 y, poco a poco, los municipios de la provincia de Buenos Aires adoptaron la esterilización como única forma de control poblacional.
En la Ciudad, la función de controlar la rabia fue siempre responsabilidad del Instituto de Zoonosis "Luis Pasteur", ubicado en Parque Centenario. Pero el último caso de una persona contagiada con rabia canina en Buenos Aires data de 1976 y el último perro con rabia se remonta a 1981. Así las cosas, la función del Instituto en la actualidad es evitar la propagación de enfermedades zoonóticas, a través de la prevención y el control. Con ese fin, el equipo del Pasteur retira de la vía pública y pone en observación a animales que hayan mordido para verificar si están infectados. Equipado con 14 jaulas dobles y seis caniles, el Pasteur puede albergar a unas 30 mascotas.
Para llevar una denuncia al Pasteur, la persona que fue mordida tiene consultar antes en el hospital Durand. La etapa de contagio de la rabia canina tiene lugar cuando la infección llega a las glándulas salivales y el animal babea. Pasada esta instancia, sobrevive unos diez días. Es el tiempo que dura la observación antirrábica. Si un perro o gato que ingresó por sospecha de rabia muere al día décimo, se confirma la enfermedad y habrá que tomar medidas antipandémicas. Si no, queda a disposición de su dueño. Ahora bien, de acuerdo con los empleados del Pasteur, alrededor de la mitad de esos animales nunca son retirados. "Es que después de que un perro muerde, la familia le pierde confianza", explican. Así, muchos quedan alojados en el Instituto hasta que alguien los adopta.
Aunque las funciones del Pasteur son preventivas, es común que la gente se acerque al Instituto con un perro o un gato para que lo reciban, ignorando que no es misión del lugar darles asilo.
"Éste no es un refugio ni un hospital de perros. Está orientado, como cualquier hospital porteño, a cuidar de la salud de las personas", afirma Mónica Quintana, una voluntaria que cuida a los perros que ingresan en el Instituto.
Refugiados
Así las cosas, no existe una política pública para los perros abandonados. Pero no son pocos los vecinos que se esfuerzan por ayudar a los animales sin suerte. veces, como un impulso individual -¿qué barrio no tiene una vecina o un vecino que protege a los perros que deambulan por sus calles?- y a veces organizados en asociaciones de voluntarios.
El resto de los establecimientos que socorren animales callejeros son emprendimientos particulares. Una importante organización de ayuda a los animales es la Sociedad Protectora Sarmiento, la decana absoluta pues fue fundada en 1902. Con un equipo de 30 voluntarios, aloja a unos 60 perros y 50 gatos. Esta sociedad el año pasado batió el récord de adopciones en la Ciudad con la entrega de 100 perros y 200 gatos. Pero hoy se halla colapsada.
"No estamos en condiciones físicas ni financieras de recibir más animales -sostiene Javier Puelles, uno de los coordinadores de la entidad-. No recibimos dinero del Estado ni de empresas. A través de particulares, y de nuestros bolsillos, juntamos con esfuerzo los 22 mil pesos que necesitamos al mes para funcionar", explica Puelles.
La Sociedad Protectora Sarmiento practica castraciones por valores inferiores a los que se cobra en una veterinaria, a un ritmo de siete por semana.
Estas organizaciones a veces cobran pequeñas sumas por alojar mascotas. La mayoría, sin embargo, terminan desbordados, pues apenas los vecinos se enteran de que funciona un refugio, les dejan perros y gatos atados en la puerta, sin más opción que darles albergue.
Proyectos fallidos
En los últimos años, los dos intentos más serios de abordar la problemática de los más de cien mil animales callejeros que hay en la Ciudad, se vieron frustrados.
Uno fue el Centro de Atención Primaria de Animales Domésticos, que iba a estar situado en California al 1800, en el barrio de Barracas. Prometía ser una especie de "Pirovano para mascotas". Con una inversión de un millón de pesos y una extensión de 950 metros cuadrados, el edificio se inauguró a fines de 2007, semanas antes de que Jorge Telerman traspasara su mandato a Mauricio Macri. En el acto de apertura participaron Telerman, Raúl Portal y su veterinario amigo Daniel Heller. Tres meses después, el personal contratado todavía esperaba cobrar su sueldo, no había equipamiento ni recursos y el lugar permanecía cerrado.
Ya con Macri en la Jefatura de Gobierno, una gacetilla redactada desde el Ministerio de Espacio Público objetaba que pese a las promesas de prestar servicios de internación, quirófano y rayos X, en el Centro "sólo se hizo diagnóstico a ojo y derivación a veterinarias de la zona". También detallaba las fallas de diseño, como por ejemplo que daba más espacio a la peluquería canina y al bar que al quirófano.
El flamante gobierno macrista aprovechó la oportunidad para aducir que no encontraba "fundamentos legales y normativos que justifiquen que la Ciudad tenga un hospital veterinario público y gratuito" y recordó que Buenos Aires "cuenta con instituciones que proveen servicios similares a los que se proyectaron para ese hospital, en forma gratuita o con costos bajos", entre ellos mencionaba al Instituto Pasteur y al Hospital Escuela de la Facultad de Veterinaria de la UBA. Como consecuencia, el tan esperado Centro de Atención Primaria de Animales Domésticos fue cerrado cuando apenas veía la luz.
Otra iniciativa de construir un lugar oficial para animales abandonados que naufragó fue durante la gestión de Aníbal Ibarra, la Defensoría del Pueblo y el Instituto Pasteur idearon construir un predio para ese fin en el Parque Roca de Villa Soldati.
Debía servir para descentralizar el Instituto, albergar animales que luego fueran dados en adopción. A la vez, se pensó en que algunos -fundamentalmente perros- fueran destinados a los tratamientos de zooterapia para chicos con problemas de parálisis cerebral y secuelas de meningitis que ya funcionaba hacía más de 15 años.
Ese proyecto sólo quedó en una serie de reuniones y conversaciones. Además, el Gobierno de la Ciudad cerró en noviembre del año pasado el Centro de Zooterapia, cuando desde el Ministerio de Salud se exigió la restitución de la coordinadora del Programa de Zooterapia, la psicóloga Elsa Szwarcman, a su cargo de base en el hospital Piñero sin designar a nadie que la reemplazara.
Buenos propósitos
A fines de 2010, el gobierno creó el Departamento de Sanidad y Protección Animal, que depende de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), del Ministerio de Ambiente y Espacio Público. El objetivo era dar cumplimiento a la Ley N° 1.338 de Control Poblacional de Animales Domésticos, que obliga al Gobierno a prevenir la reproducción indiscriminada de perros y gatos a través de planes de esterilización quirúrgica y gratuita "de modo de producir impacto poblacional".
El Departamento, desde la página web de la Ciudad, se compromete a instalar centros de salud animal para brindar servicios gratuitos de vacunación, tratamiento y esterilización quirúrgica. Y afirma que se propone llegar a 100 mil intervenciones anuales. También proyecta organizar un registro centralizado de perros y gatos perdidos, abandonados y en adopción y asegura estar conformando un equipo de asesores legales para asistir a los vecinos que denuncien maltrato a los animales. Por ahora, todo está en el estatuto de las buenas intenciones.
Mientras en otras ciudades del mundo, como Madrid, Londres o Nueva York, todavía se recurre a prácticas eutanásicas, en Buenos Aires el destino de los perros callejeros está a mitad de camino. El Estado no los mata, pero muchos mueren en la calle.
Los expertos coinciden en que la problemática de los perros abandonados se debe abordar a través de tres ejes: campañas de adopción, esterilización y estímulo de la tenencia responsable. "Hay que quitarles a los ciudadanos esa idea de que la hembra no debe ser castrada antes de ser mamá, o de que el macho sufre por no copular", sostiene Puelles. "Mucha gente suelta a su perro para que preñe a una perra en celo en la calle para que ‘se saque las ganas', sin pensar en las consecuencias", agrega.
Hoy las opciones más accesibles para esterilizar una mascota es llevarla al Instituto Pasteur o al Hospital Escuela de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires.
El Pasteur realiza unas 6 mil castraciones al año. Si bien se trata de una actividad extra zoonósica, ayuda a la prevención de enfermedades que luego se pueden contagiar al ser humano. El servicio es gratuito y los turnos se dan los días 15 de cada mes. En el Hospital de la UBA, en cambio, los servicios son arancelados a precios módicos.
También es importante que las personas tomen conciencia del valor de adoptar una mascota que se encuentra en un refugio, antes que de comprar una en un criadero.
Por último, algunos profesionales creen que construir refugios no es una solución plena al problema de los animales abandonados: si no se concientiza sobre la responsabilidad que implica tener una mascota, estos lugares colapsan.
Y quienes los abrieron, con sanísimas intenciones, terminan enloqueciendo. Lo que se necesita es que todo el mundo se ocupe, dicen.
Dónde adoptar
• www.protectorasarmiento.org.ar
• www.asocsanroque.com
• www.adopcionesresponsables.blogspot.com
• http://www.ayudacan.blogspot.com/
Si encuentra un animal abandonado
Llévelo a esterilizar y vacunar al Pasteur, a la Sociedad Protectora Sarmiento o al Hospital Escuela Veterinario de la UBA (estos últimos con arancel). Algunas veterinarias no cobran la consulta si el animal es encontrado en la calle.
Si lo mordió un perro o gato
Hospital Durand: 4982- 5555/4981- 2790
Donde esterilizar y vacunar
Instituto Pasteur (Gratuito). Turnos los días 15 de cada mes.
nformes: 4982-6666/4504/842
pasteur@correo.secyt.gob.ar
Hospital Escuela de Veterinaria UBA (arancelado)
Av. Chorroarín 280. Informes: 4514-8951
dirhosp@fvet.uba.ar
Presupuesto
• Alimento: de $15 a $45 el kilo.
• Pipeta antipulgas: de $15 a $48.
• Paseador: entre $150 y $300 mensual.
• Vacunas: Antirrábica, tos de la perrera y séxtuple: $135. Plan anual.
DZ/km
¿De dónde salen? ¿Por qué esta población aumenta año tras año? Según las estadísticas, alrededor del 90 por ciento de los animales callejeros fue abandonado. "El promedio de edad de abandono es a los dos años, cuando la mascota ya no es ese adorable cachorrito que llegó a casa, y tampoco es tan viejo como para inspirar pena. Son abandonados en una edad reproductiva y terminan teniendo cría en la vía pública", explica Mauro Aguilera, educador canino, ex coordinador de voluntarios del Instituto Pasteur y director del establecimiento Ayudacan.
"El problema de los perros de la calle es en primer lugar el abandono y luego la falta de castración", coincide Javier Puelles, de la Sociedad Protectora Sarmiento. "Los cachorritos, por ser amigables con la gente, y despertar ternura, son los que antes hallan hogar, pero la madre sigue en la calle".
El abandono de mascotas se intensifica entre diciembre y febrero. "Antes de salir de vacaciones, el animal se vuelve un problema, entonces hay quienes lo largan a la calle, en la ruta o en el mismo destino turístico", asegura Aguilera.
Cuestiones de salud
Hasta fines de los 70, eran frecuentes los casos de rabia en la Ciudad y, por esto, perros y gatos callejeros eran vistos como potenciales vectores de la enfermedad. La perrera municipal los capturaba y, pasado un período, si no morían ni eran adoptados, se los sacrificaba. La perrera porteña dejó de circular en 1979; La Plata imitó esa decisión en 1982 y, poco a poco, los municipios de la provincia de Buenos Aires adoptaron la esterilización como única forma de control poblacional.
En la Ciudad, la función de controlar la rabia fue siempre responsabilidad del Instituto de Zoonosis "Luis Pasteur", ubicado en Parque Centenario. Pero el último caso de una persona contagiada con rabia canina en Buenos Aires data de 1976 y el último perro con rabia se remonta a 1981. Así las cosas, la función del Instituto en la actualidad es evitar la propagación de enfermedades zoonóticas, a través de la prevención y el control. Con ese fin, el equipo del Pasteur retira de la vía pública y pone en observación a animales que hayan mordido para verificar si están infectados. Equipado con 14 jaulas dobles y seis caniles, el Pasteur puede albergar a unas 30 mascotas.
Para llevar una denuncia al Pasteur, la persona que fue mordida tiene consultar antes en el hospital Durand. La etapa de contagio de la rabia canina tiene lugar cuando la infección llega a las glándulas salivales y el animal babea. Pasada esta instancia, sobrevive unos diez días. Es el tiempo que dura la observación antirrábica. Si un perro o gato que ingresó por sospecha de rabia muere al día décimo, se confirma la enfermedad y habrá que tomar medidas antipandémicas. Si no, queda a disposición de su dueño. Ahora bien, de acuerdo con los empleados del Pasteur, alrededor de la mitad de esos animales nunca son retirados. "Es que después de que un perro muerde, la familia le pierde confianza", explican. Así, muchos quedan alojados en el Instituto hasta que alguien los adopta.
Aunque las funciones del Pasteur son preventivas, es común que la gente se acerque al Instituto con un perro o un gato para que lo reciban, ignorando que no es misión del lugar darles asilo.
"Éste no es un refugio ni un hospital de perros. Está orientado, como cualquier hospital porteño, a cuidar de la salud de las personas", afirma Mónica Quintana, una voluntaria que cuida a los perros que ingresan en el Instituto.
Refugiados
Así las cosas, no existe una política pública para los perros abandonados. Pero no son pocos los vecinos que se esfuerzan por ayudar a los animales sin suerte. veces, como un impulso individual -¿qué barrio no tiene una vecina o un vecino que protege a los perros que deambulan por sus calles?- y a veces organizados en asociaciones de voluntarios.
El resto de los establecimientos que socorren animales callejeros son emprendimientos particulares. Una importante organización de ayuda a los animales es la Sociedad Protectora Sarmiento, la decana absoluta pues fue fundada en 1902. Con un equipo de 30 voluntarios, aloja a unos 60 perros y 50 gatos. Esta sociedad el año pasado batió el récord de adopciones en la Ciudad con la entrega de 100 perros y 200 gatos. Pero hoy se halla colapsada.
"No estamos en condiciones físicas ni financieras de recibir más animales -sostiene Javier Puelles, uno de los coordinadores de la entidad-. No recibimos dinero del Estado ni de empresas. A través de particulares, y de nuestros bolsillos, juntamos con esfuerzo los 22 mil pesos que necesitamos al mes para funcionar", explica Puelles.
La Sociedad Protectora Sarmiento practica castraciones por valores inferiores a los que se cobra en una veterinaria, a un ritmo de siete por semana.
Estas organizaciones a veces cobran pequeñas sumas por alojar mascotas. La mayoría, sin embargo, terminan desbordados, pues apenas los vecinos se enteran de que funciona un refugio, les dejan perros y gatos atados en la puerta, sin más opción que darles albergue.
Proyectos fallidos
En los últimos años, los dos intentos más serios de abordar la problemática de los más de cien mil animales callejeros que hay en la Ciudad, se vieron frustrados.
Uno fue el Centro de Atención Primaria de Animales Domésticos, que iba a estar situado en California al 1800, en el barrio de Barracas. Prometía ser una especie de "Pirovano para mascotas". Con una inversión de un millón de pesos y una extensión de 950 metros cuadrados, el edificio se inauguró a fines de 2007, semanas antes de que Jorge Telerman traspasara su mandato a Mauricio Macri. En el acto de apertura participaron Telerman, Raúl Portal y su veterinario amigo Daniel Heller. Tres meses después, el personal contratado todavía esperaba cobrar su sueldo, no había equipamiento ni recursos y el lugar permanecía cerrado.
Ya con Macri en la Jefatura de Gobierno, una gacetilla redactada desde el Ministerio de Espacio Público objetaba que pese a las promesas de prestar servicios de internación, quirófano y rayos X, en el Centro "sólo se hizo diagnóstico a ojo y derivación a veterinarias de la zona". También detallaba las fallas de diseño, como por ejemplo que daba más espacio a la peluquería canina y al bar que al quirófano.
El flamante gobierno macrista aprovechó la oportunidad para aducir que no encontraba "fundamentos legales y normativos que justifiquen que la Ciudad tenga un hospital veterinario público y gratuito" y recordó que Buenos Aires "cuenta con instituciones que proveen servicios similares a los que se proyectaron para ese hospital, en forma gratuita o con costos bajos", entre ellos mencionaba al Instituto Pasteur y al Hospital Escuela de la Facultad de Veterinaria de la UBA. Como consecuencia, el tan esperado Centro de Atención Primaria de Animales Domésticos fue cerrado cuando apenas veía la luz.
Otra iniciativa de construir un lugar oficial para animales abandonados que naufragó fue durante la gestión de Aníbal Ibarra, la Defensoría del Pueblo y el Instituto Pasteur idearon construir un predio para ese fin en el Parque Roca de Villa Soldati.
Debía servir para descentralizar el Instituto, albergar animales que luego fueran dados en adopción. A la vez, se pensó en que algunos -fundamentalmente perros- fueran destinados a los tratamientos de zooterapia para chicos con problemas de parálisis cerebral y secuelas de meningitis que ya funcionaba hacía más de 15 años.
Ese proyecto sólo quedó en una serie de reuniones y conversaciones. Además, el Gobierno de la Ciudad cerró en noviembre del año pasado el Centro de Zooterapia, cuando desde el Ministerio de Salud se exigió la restitución de la coordinadora del Programa de Zooterapia, la psicóloga Elsa Szwarcman, a su cargo de base en el hospital Piñero sin designar a nadie que la reemplazara.
Buenos propósitos
A fines de 2010, el gobierno creó el Departamento de Sanidad y Protección Animal, que depende de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), del Ministerio de Ambiente y Espacio Público. El objetivo era dar cumplimiento a la Ley N° 1.338 de Control Poblacional de Animales Domésticos, que obliga al Gobierno a prevenir la reproducción indiscriminada de perros y gatos a través de planes de esterilización quirúrgica y gratuita "de modo de producir impacto poblacional".
El Departamento, desde la página web de la Ciudad, se compromete a instalar centros de salud animal para brindar servicios gratuitos de vacunación, tratamiento y esterilización quirúrgica. Y afirma que se propone llegar a 100 mil intervenciones anuales. También proyecta organizar un registro centralizado de perros y gatos perdidos, abandonados y en adopción y asegura estar conformando un equipo de asesores legales para asistir a los vecinos que denuncien maltrato a los animales. Por ahora, todo está en el estatuto de las buenas intenciones.
Mientras en otras ciudades del mundo, como Madrid, Londres o Nueva York, todavía se recurre a prácticas eutanásicas, en Buenos Aires el destino de los perros callejeros está a mitad de camino. El Estado no los mata, pero muchos mueren en la calle.
Los expertos coinciden en que la problemática de los perros abandonados se debe abordar a través de tres ejes: campañas de adopción, esterilización y estímulo de la tenencia responsable. "Hay que quitarles a los ciudadanos esa idea de que la hembra no debe ser castrada antes de ser mamá, o de que el macho sufre por no copular", sostiene Puelles. "Mucha gente suelta a su perro para que preñe a una perra en celo en la calle para que ‘se saque las ganas', sin pensar en las consecuencias", agrega.
Hoy las opciones más accesibles para esterilizar una mascota es llevarla al Instituto Pasteur o al Hospital Escuela de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires.
El Pasteur realiza unas 6 mil castraciones al año. Si bien se trata de una actividad extra zoonósica, ayuda a la prevención de enfermedades que luego se pueden contagiar al ser humano. El servicio es gratuito y los turnos se dan los días 15 de cada mes. En el Hospital de la UBA, en cambio, los servicios son arancelados a precios módicos.
También es importante que las personas tomen conciencia del valor de adoptar una mascota que se encuentra en un refugio, antes que de comprar una en un criadero.
Por último, algunos profesionales creen que construir refugios no es una solución plena al problema de los animales abandonados: si no se concientiza sobre la responsabilidad que implica tener una mascota, estos lugares colapsan.
Y quienes los abrieron, con sanísimas intenciones, terminan enloqueciendo. Lo que se necesita es que todo el mundo se ocupe, dicen.
Dónde adoptar
• www.protectorasarmiento.org.ar
• www.asocsanroque.com
• www.adopcionesresponsables.blogspot.com
• http://www.ayudacan.blogspot.com/
Si encuentra un animal abandonado
Llévelo a esterilizar y vacunar al Pasteur, a la Sociedad Protectora Sarmiento o al Hospital Escuela Veterinario de la UBA (estos últimos con arancel). Algunas veterinarias no cobran la consulta si el animal es encontrado en la calle.
Si lo mordió un perro o gato
Hospital Durand: 4982- 5555/4981- 2790
Donde esterilizar y vacunar
Instituto Pasteur (Gratuito). Turnos los días 15 de cada mes.
nformes: 4982-6666/4504/842
pasteur@correo.secyt.gob.ar
Hospital Escuela de Veterinaria UBA (arancelado)
Av. Chorroarín 280. Informes: 4514-8951
dirhosp@fvet.uba.ar
Presupuesto
• Alimento: de $15 a $45 el kilo.
• Pipeta antipulgas: de $15 a $48.
• Paseador: entre $150 y $300 mensual.
• Vacunas: Antirrábica, tos de la perrera y séxtuple: $135. Plan anual.
DZ/km
Cecilia Alemano Redacción Z
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